viernes, 7 de diciembre de 2007

Nombres

Hay minas con las que uno tuvo una mala historia, aunque no fueran pareja, ni nada: una compañera de la fuckultad que me humilló y me despreció frente a todos; una empleadora garca hija de mil lacras que me tragó un dinero y me mintió por meses, cagándoseme de risa en la cara; una compañera de colegio, resentida y segundona, que por tres años intentó vanamente que dejara el cole haciéndome la vida imposible; la patotera que se da el lujo de amenazar con legalismos cuando es ella quien debería ser denunciada por ejercer y consentir que se ejerza violencia física y emocional contra sus hijos; la otra turra roba actos, pegoteada en su mediocridad y su prejuicio.
Así, ese mero nombre genera en nuestro cerebro unas ondas de asco y repulsión, y uno sabe que no podría enamorarse de una mina con ese nombre; ni siquiera cogerla.
Sabrina. Adriana. Nunca…

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