Me tomo el 46 para ir a Constitución. Llegando a Pompeya, recuerdo que tiene que doblar a la izquierda hacia el Este. Va por Sáenz, y no dobla; sigue por Sáenz, y ni encara para el carril izquierdo.
Se viene encima el puente y me digo “tal vez vaya hasta provincia y dé la vuelta allá”. Pero no: en vez de encarar la rampa se deja ir hacia el costado, por la colectora, y empiezo a preocuparme. ¿¡Nos vamos a caer al Riachuelo!? Imagino que un miembro de Al Qaeda consiguió laburo de fercho en la 46 y que caeremos al arroyo infecto como aquel tranvía de los años 30. Pero nadie se inmuta.
Justo antes de llegar al terraplén, donde se ve algún tipo de vegetación y se entrevé un asentamiento, dobla a la izquierda… ¡y pasa bajo el tablero del puente! Descubro que llevaba tiempo sin tomar ese bondi girando mi cabeza hacia uno y otro lado, hasta que reaparece el sol cuando vuelve a doblar y sale por la otra colectora para agarrar Alcorta.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario