domingo, 31 de enero de 2010

Circuito

No todos tenemos plata para pagar la cuota del gimnasio (y correr aburridamente en la cinta), no todos tenemos la energía constante o el tiempo o las ganas para correr con una frecuencia preestablecida, los días tal y tal a la hora tal. Entonces, cuando concurren las condiciones necesarias, vamos a correr a la plaza. A la que tenemos cerca.
Y correr en la plaza es un decir. Primero, porque las plazas macristas cierran a las ocho de la tarde en noviembre (y a las nueve en verano...). Después, porque hay gente que, razonablemente, realiza otras actividades. Y hay niños, hay perros, hay carritos de bebé, hay viejos, hay bicicletas, hay caca de perro...
Entonces, para evitarlos, uno corre por la vereda; pero allí, además de todo aquello, y del horrible cemento alisado de las veredas nuevas, hay, razonablemente, transeúntes. Transeúntes que caminan a diferentes velocidades, en sus propios mundos, en distintas direcciones. Y uno debe esquivarlos, cambiando el ritmo de la marcha, cambiando la dirección, frenando, deteniéndose casi en seco, casi a cero; haciendo sonar la llave como si fuese un cencerro o una bocina para llamar su atención y conseguir paso.
Mientras corro, o mientras miro correr desde la ventanilla del bondi, me pregunto por qué las remodelaciones de las plazas macristas no incluyen un circuito pedestre para que podamos correr sin ir a los bosques de Palermo o no sé a qué otro lugar lejano e inhóspito.
Si se diseñan espacios para los omnipresentes perros –espacios que no se respetan, y cuyo irrespeto redunda en la algazara de canes sin correa ni bozal y con los esfínteres deseosos de liberación–; digo, si hay caniles, ¿por qué mierda no hay un lugar para correr? ¿Eh? ¿Porque los perros son más importantes que las personas? ¿Es por eso? ¿Es por eso, la puta que lo parió?

1 comentario:

Anónimo dijo...

la gente k corre molesta mas k los perros.Ademas,estan transpirados...
Ni hablar d los k corren con el perro al lado.
Los paseadores de perros tambien tienen lo suyo.