martes, 18 de mayo de 2010

Necesitaba anteojos

Ya de noche, salgo del club y voy a tomar el colectivo: una cuadra y media. Espero, espero (a esa hora la frecuencia ralea). Al fin, en la esquina dobla un bondi, producido, con muchas lucecitas que tintinean en el blanco y negro de la penumbra suburbana.
Cuando se acerca, tipo a mitad de cuadra, le hago señas. De pronto tengo la sensación de que no va a parar, y otra peor: que no es un colectivo, ¡que paré un camión!
Me empiezo a hacer la boluda, retrocedo, ocultándome tras un auto estacionado, subo a la vereda.
Ya lo tengo encima y, aliviada, compruebo que sí, que era un bondi. Le hago una apurada seña, por si no había visto la anterior; para, subo, y le pido uno de 48.

No hay comentarios: