lunes, 12 de julio de 2010

Pequeñas estafas

Después de caminar bastante y de no avanzar mucho, salvo en lo infantil de nuestra relación, decidimos ir a una pizzería, a esa por la que pasamos hace un rato. El tipo que nos atiende nos pregunta si sabemos qué vamos a pedir o si nos trae la carta, y le pido la carta.
Una pizza chica de muzzarella ($ 9,90), una Coca Zero (5), una Quilmes de 3/4 (7,50), una porción de fainá (1,80). Dale.
Nop.
“Pizza chica no hay”, nos dice quien nos atiende ahora, uno de los repartidores. Bueno, una grande ($ 19,90). Ya estamos gastando diez mangos más… “Cerveza de 3/4 no hay”, nos dice otro, tal vez el mismo de antes. “¿De medio litro?”. Tampoco. Sólo de litro. Bueno, de litro… (precio desconocido, en la carta no figura, yo no me rescato de preguntar).
La fainá no apareció. Yo todavía no sé si la pedí o si me olvidé, desarticulado por la sucesión de contratiempos. Creo que la cobraron. Si no, la cerveza de litro cuesta $ 16,10 (¡más del doble que una de tres cuartos!). Porque nos cobraron 41 mangos. 41.
La otra posibilidad es que los precios de la carta estén mal, que la pizza o la Coca sean más caras. Pero no lo sabremos porque ni siquiera entregan un ticket.
Detesto esas pequeñas estafas. Detesto el trato despectivo que las acompaña.
La desconsideración y el desinterés, que más bien pueden llamarse boludeo al cliente, no ameritaban la propina que hubo que dejarles, pero sí un posteo catártico en este blog. Buscando más datos, el sábado a la noche paso de nuevo por la pizzería, y, cuando la reconozco, desde la otra cuadra, veo que está cerrada. Me acerco, y sí, cerró. Los vidrios están cubiertos por papel de diario, aunque hay gente, porque se ve luz y la reja está abierta. Fuimos de los últimos clientes.
No es inesperado que hayan cerrado, habida cuenta de cómo atendían. Entonces, ni escrache hay. Porque escracharlos implicaba decir dónde cenamos esa noche. Pero si reabren, posta que vengo, edito el post y me saco las ganas.

Tengo que editar, nomás. Reinauguraron. La pizzería de mierda esa se llama Zapi y está en Independencia casi Maza. La pizza está bien, pero te atienden para el orto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este post hubiese sido impensable de leer en este blog hace, digamos, un año...

Anónimo dijo...

Ojalá –detesto esa palabra, lo que implica– que pronto pueda leer acá que alguien dijo sí, vos, dale, quiero acabar con vos, sos vos, estoy segura de que sos vos (quedate tranquilo, que estoy segura), me quedo –con vos-, te amo, te elijo. Todo.
Que pueda leer “linda, rompiste como solo vos sabés… ¡rompiste tanta trampa!”.