Entre tanta manipulación genética de los alimentos, ¿todavía ningún científico loco creó un limón que, cuando lo aprietes, lance su jugo sobre el objetivo –digamos, la milanesa de merluza– y no sobre los ojos, el mantel, el plato, la ropa, la mesada…?
De paso, un par de pedidos más: que cuando lo exprimo sobre la ensaladera, además de dar en el blanco, no deje caer las semillas entre las hojas de lechuga. Y que la mano con que lo aprieto no me quede patinosa.
Gracias.
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