miércoles, 28 de abril de 2021

Cristo era RE capitalista

No sé qué es peor: si un zurdo que matiza sus ideas con toques católicos o un católico que se escuda en la sotana para ser zurdo. Como sea, hay pocas cosas peores que cualesquiera de ellas. Entre esas pocas cosas peores está, sin duda, profesar en simultáneo ambas religiones.
Una de las falacias más repetidas por estos personajes es el supuesto cuasi-socialismo de Cristo. El estatuto del Consejo Mundial de Boxeo tenía, según su propio creador y mandamás, José Sulaimán, por cada artículo, otro, cinco artículos más adelante, que lo contradecía. Del mismo modo, la Biblia tendrá por cada cita cuasisocialista otra que la contradirá.
Siempre me quedó en la cabeza una de ellas, una parábola que leyó el siniestro cura que daba la misa en la siniestra cripta –perfumada siniestramente con incienso– de la siniestra iglesia donde mis siniestros padres me llevaron a hacer el siniestro curso para tomar la comunión. Siniestro el cura, entre tantas cosas, porque en el sermón que dio en alguna misa llena de niños de ocho o nueve años contaba como real la historia de unos ladrones que había dormido, ya no recuerdo cómo, a toda una familia para entrar a su casa y robarlos. Pasaron décadas y me acuerdo de sus palabras y de que entre las cosas que yo pedía en mis rezos estaba que no nos sucediera algo así.
Entre tanta mierda de ese lugar de mierda recuerdo con mucha indeleblez una misa en la que el cura leyó una parábola del palestino más famoso donde contaba que les había dado unas monedas a unos tipos, a tres tipos, y tiempo después volvía a verlos y les preguntaba qué habían hecho con esa plata. Y el que más felicitaciones se llevaba era el que había obtenido más ganancias.
Por años tuve eso en la cabeza sin saber cómo buscar la cita textual. No me iba a leer la Biblia por eso: gracias que me leí el libro de Josué para juntar data sobre la raigambre mítica del sionismo. Sin embargo, hace pocos años, cuando todavía podía ver a cierta distancia, viajaba de pie en un tren, y uno de los pasajeros sentados leía una revista. Tratando de matar el tedio del viaje, miré desde mi altura para ver qué leía, y era una revista cristiana, o evangélica, algo así. Justo leía un artículo que comentaba la parábola de los talentos, que de ella se trata, y así pude identificarla.
La googleo y ya en el segundo versículo Yisus Craist derrumba otro mito de los que tratan de enredarnos en su trabalenguas de igualdad y equidad: justifica que le hayan dado más plata al más capaz y menos al menos capaz. Los dos versículos finales son contundentes: “Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil [el que no multiplicó el dinero que le dieron, sino que lo guardó bajo tierra] echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”.
Hay que recordárselo a todos los birreligiosos y sobre todo a su cabeza visible, ese aspirante a Firmenich siglo XXI que es Juan Grabois, el cual responde, nunca lo olvidemos, al futuro San Francisco de Buenos Aires. A él y a todos los que quieran corrernos con la culpa de tener algo (que siempre es menos que lo que ellos tienen). Y también hay que dejar de tener culpa de “clase”. Al menos por dos años.

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