Hay que matar a todos los perros de la ciudad.
Y a sus dueños.
A las viejas que tienen un perro pequeño e histérico, como ellas.
Y a sus perros.
A los tipos que tienen dobermans y Rottweilers, y pittbulls y boxers, que los hacen sentir invulnerables.
Y a sus perros.
A todos los perros hay que matar.
Oh, una ciudad sin ladridos ni caca en las veredas; sin mordeduras ni ataques inesperados.
Muerte a los perros.
YA.
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