Ya no vendrá
ni el techo dejará de aplastarme,
no dejará de verme
solitario, besando mi almohada,
solitario, quemando mi cama,
solitario, esperándola.
Ya no vendrá
ni sus labios de rouge dirán: algas,
algas y viento del mar…
Ya no vendrá
ni las heridas que marcan mi cara
se secarán en su boca de agua…
Siento que ya no vendrá.
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