La noche del sábado está hermosa, más linda que de costumbre, y yo, exhausta, me tengo que ir a dormir porque los vecinos de mierda no me dejaron descansar en todo el puto día. Desde las 7 a. m. su presencia ominosa e invasiva en mi casa, en mí. Pasé 18 horas en la cama, no sé si entre todos los pedacitos pude juntar 8 horas de sueño, cada intento de siesta se frustró y tengo un agotamiento atroz.
Soretes mal cagados.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario