Las otras veces, el blogger Mario Daniel volvía a pasar por aquí y dejaba un mensaje que decía: “ps: lo suyo es como un continuo drenar. bueno que sirva”.
En el ciber, la lectura del comentario me provocó una larga carcajada que nadie oyó porque todos tenían los auriculares puestos, y lamenté no poder filmarme, para postearlo aquí y contrarrestar un poco la oscuridad catártica que seguramente trasunta este espacio. Volviendo a casa, sintiéndome débil y cansadx, iba por la avenida nocturna, dominicalmente desierta, y cada vez que lo recordaba me reía de nuevo. Y cada vez que lo recuerdo, como ahora mismo, se me impone la sonrisa.
Pero lo que motiva este post no es ese comentario, sino una nota del diario Clarín que afirma en su título: “Escribir un blog es la nueva terapia para personas enfermas”. Esto se desprende de un estudio publicado en la revista The Oncologist que demostró que los pacientes con cáncer que expresaban sus sentimientos por escrito se sentían mucho mejor física y mentalmente que quienes no lo hacían.
Según los expertos, “escribir en un blog ayuda a los pacientes a encontrar autonomía y morigera el estrés de las situaciones traumáticas. Los blogs permiten que los pacientes liberen su angustia y vuelquen lo que sienten cuando no tienen con quién hablar, y pueden explorar su dimensión creativa sin negar su situación”. Parece que el blogueo estaría conectado con el sistema límbico del cerebro, que controla los instintos relacionados con la comida y la sexualidad –lo que se demostraría por que mucha gente postea compulsivamente–, y esto ayudaría a la liberación de dopamina, como cuando se escucha música o se realiza actividad física (no aclaran si esta última incluye coger). También estaría vinculado con la actividad de los lóbulos frontal y temporal, que controlan el lenguaje.
A mí, Mario Daniel, calculo que me sirve para liberar, para drenar, como Ud. dice, y evitar, así, la gangrena; no el producto de un cáncer físico, pero sí el de estos cánceres humanos que me rodean, y también otras cruces que cargo, aunque algunas, quizá, no sean mías. Tal vez sirva para poner en palabras algunas cosas (de hecho, comenzó cuando culminó abruptamente mi última xp con un psi), y también para no irme a la mierda del todo; para mantener una imagen, una referencia, una conexión, y desde un lugar muy diferente al de mi habitualidad, en el que uno (cree que) tiene más margen para ser pelotudo para sí o para terceros: como mucho, alguna poeta contradictoria se enojará, o algunos otros dejarán de leer, pero es así.
Lo escrito se libera; y más notoria es la liberación cuando la protege el anonimato. Pero no hay que olvidar que la sensación de anonimato en internet es engañosa, y es aconsejable extremar recaudos para evitar consecuencias: que la voluntad de joder legalmente de la desencajada desequilibrada esposa del golpeador o de la garca tragasueldos empleadora en negro mentirosa del orto no puedan materializarse…
(Igual, ninguna de esas voluntades se debió a este blog).
(Igual, todo esto es ficción).
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