Llevo semanas, ya meses, sin tocar otra piel.
Llevo meses, ya años, sin encontrar una piel distinta y acorde, cuyo roce me vivifique. Y alimente lo que siento que flaquea en mi pecho.
La que consigo es de la mala, está cortada (en el vientre, en la muñeca); raspa, repele, es áspera o distante. Discuerda.
Y la mía está marcada, descamada; y parece que no vibra, porque no tienta a nadie a probarla.
Pega el sol en el bíceps descubierto de quien parece ser un@ trabajador@ sexual –por la estatura, presumo que un trava–, y mis ojos no van hacia sus tetas, ni hacia el orto, ni hacia el bulto. Quiero tocar ese bíceps.
Toy reas tinente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario