Roy Buchanan (pronúnciese “biucanan”) fue un guitarrista de blues estadounidense. Tal vez sea relevante hacer un comentario racial y señalar que era blanco (bueno, “blanco” es Johnny Winter, pero vos sabés qué se quiere decir con “blanco” en casos como este).
La cosa es que tuvo una carrera despareja, grabó para compañías grandes en los 70, se lo llamó “el mejor guitarrista desconocido del mundo” según dice Wikipedia; pero nunca trascendió especialmente a nivel masivo.
A mediados de los 80 firmó con el sello Alligator, y algunos de esos discos se consiguieron en Buenos Aires en la época en que podía gastarme 300 dólares en una tarde comprándome CDs. También, pero con más dificultad, los de los años 70. Una vez encontré un doble recopilatorio en una disquería de Once, por Rivadavia: no lo compré, y fue la única vez que lo vi.
Hace ya más de 20 años, en agosto de 1988, casi cincuentón, parece que una noche estaba un poco descontrolado, y se rompieron algunas cosas, con la facilidad que ciertas cosas tienen a veces para romperse –parece mentira lo frágiles que son–, y vino la yuta y lo encanastaron. Y parece que le hicieron la “gran Bulacio”, porque horas después apareció ahorcado en su celda.
Lo conocí poco después de su muerte, cuando uno de esos iniciados que podían hallarse en FMs de baja potencia, conocedores de tipos como Buchanan, Jan Hammer o Rory Gallagher, usó algunas de estas palabras y pasó “You’re killing my love”.
Una buena forma de recordarlo/homenajearlo/conocerlo es escuchar de nuevo esa canción, o la versión que hizo de “Hey, Joe”, o “My baby says she’s gonna leave me”.
Háganlo.
(Y si pueden poner los enlaces en un comment, mejor).
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