El mes pasado, la secretaria de Estado estadounidense, la ex senadora por Nueva York Hillary Rodham-Clinton, visitó por primera vez desde que asumió su cargo los territorios palestinos, tanto los que actualmente integran el Estado de Israel (es decir, los territorios otorgados inconsultamente por la ONU a los judíos en 1948 y los anexados por ese Estado en sucesivas guerras) como los “controlados” por la Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania.
Allí insistió en la necesidad de la creación de un Estado palestino como parte de la fórmula de dos Estados para dos pueblos, y la juzgó “inevitable”. Añadió que esa solución es “lo mejor para los intereses israelíes”… En una conferencia de prensa que compartió con la canciller Livni, reafirmó, como si hiciera falta, la “alianza fundamental” entre ambos Estados sionistas, a los que llamó “buenos amigos”, y el compromiso estadounidense con la seguridad y la democracia de Israel como Estado judío, al que calificó de “fundamental, inconmovible y eternamente durable”.
Por supuesto, Clinton, quien en su campaña por la senaduría repetía que Israel no podía negociar con Arafat porque este era un “terrorista”, nada dijo acerca de qué territorios serían soberanos de ese Estado, ni qué pasará con los refugiados palestinos sobrevivientes de la limpieza étnica sionista ni con sus descendientes, ni con los miles de presos palestinos retenidos en cárceles israelíes, ni con los asentamientos, el acceso al agua y la tierra…
En síntesis, más de lo mismo. Más declaraciones voluntaristas para la ocasión, más argumentos parciales, como el que justifica las operaciones militares de la potencia ocupante diciendo que “no debería esperarse que ninguna nación se siente despreocupadamente y permita que los cohetes agredan a su población y a su territorio”. Tal vez ellos esperen que un pueblo se siente despreocupadamente a esperar el próximo misilazo en la cabeza y acepte más de sesenta años de destierro, ocupación y humillación.
Lo único novedoso, y sólo para algunos, es que nada nuevo podrá esperarse en la región de la administración Obama. Teniendo en cuenta la genuflexión del gobierno del presidente Abbas, creo que es mejor.
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1 comentario:
Obama, el premio Nobel de la Paz, el que continúa con la práctica de los asesinatos preventivos en cualquier lugar del mundo, el que no cerró Guantánamo, el que planea atcar Irán, Obama, ese negro esclavo de los sionistas, manda reducir el aporte económico de Estados Unidos a la Unesco luego de que ese organismo de las Naciones Unidas acepatara como miembro pleno a Palestina.
Estaba muy claro que nada se podía esperar de él, y así lo ha confirmado.
En otro orden de cosas, la genuflexión de Abbas... Bueno, como que mejoró bastante su imagen con el discurso en la Asamblea General y toda la movida para que Palestina sea aceptada como miembro pleno. No te digo que lo banco, pero un poco de mi respeto se ganó.
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