Cuenta la historia, y no sé si es cierto, que Ceaucescu había ordenado al organismo gubernamental ocupado de la meteorología decir que hacía menos frío que el que realmente hacía.
No sé si la finalidad era el ahorro energético o si sólo quería aliviar el estado de ánimo de sus gobernados en el crudo invierno rumano. Así, parece que hacía diez grados bajo cero, y decían que hacía seis bajo cero, o algo por el estilo.
Recordaba esto al notar el súbito estancamiento de la cantidad de muertos por la gripe A. Pero no es de extrañarse. Este gobierno nos dice que la inflación es menor que la que todos vemos, que el número de pobres es menor que el señalado por todos los otros que miden la pobreza, que los indicadores económicos son mejores que los registrados por todos los otros que se dedican a eso.
Para ser consecuente con las mentiras que nos dice en materia económica, despreocupado ya de si le creemos o no, nombra como ministro de Salud a quien truchaba los números de la mortalidad infantil cuando era funcionario en Tucumán.
¿De qué se murió? De un paro cardíaco. (No es mentira: se le paró el corazón).
¿Causa de la muerte? Insuficiencia respiratoria grave. (No es mentira: fue tan grave que dejó de respirar).
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