lunes, 3 de agosto de 2009

Brown snake

El otro día me eché un garco, y me llamaba la atención que el sorete no terminara nunca de trasponer mi esfínter. Finalmente, concluyó, y, cuando me di vuelta para embocar el papel en el inodoro, lo vi y me asombré. Era enorme.
No daba buscar una regla, pero como sé que la envergadura de mi mano está por los 20 centímetros, pude calcular que esa serpiente gruesa e inerte no medía siete millas, pero sí, fácil, 25 centímetros.
Parecía la pija de Rocco Siffredi, parecía el brazo de una criatura de cuatro años, parecía una baguette de salvado que desbordaba la placa del horno. Después de ver eso, calculo que puedo animarme al sexo anal sin mayores dolores.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mientras te leo lo veo y digo....Yeats!(ja) no puede tener una mano taaaan grande.Me miro mi mano y no me qda otra q buscar una regla y medir. No tu mano no es tan gigante(el sorete si igualmente)y la mia no tan peqña como lo supuse.Se me da facil distorsionar la realidad(lo pienso profundamente)Me doy cuenta k nunca miro para atras y k eso significa algo....no tengo idea la medida estandar d garcos.
Lo q si pienso es q no todo lo q sale facil entra facil y me acuerdo de la colonterapia.Una vez m contaron de alguien q haciendo esta terapia le sacaron un anillito q se habia tragado en su niñez.Me imagino q tenemos un diminuto cementerio infesto dentro nuestro q nos brinda kinder sorpresas.