jueves, 17 de diciembre de 2009

Semillas en la salsa

Mi dentista me invita a su casa a cenar luego de extraerme arduamente la última muela que me quedaba. Hay fideos con salsa, que recalienta en el microondas.
Los como con mucha dificultad, sin la muela rota que me ayudaba a masticar, sintiendo que me babeo todo el tiempo, que trago los fideos casi enteros pese a que muevo las mandíbulas. Pasa un rato hasta que advierto que tengo que tomar bocados más pequeños que los habituales para no sentirme tan incómodo.
La salsa de tomate no fue colada, y tiene semillas. Muchas. Las mastico concienzudamente, haciendo coincidir los dientes de arriba con los de abajo, sintiendo su textura, el leve crujido que retumba en el cráneo cuando se parten.
Hasta que me doy cuenta de que esta no era una semilla, de que me estoy masticando el labio inferior a la altura del canino izquierdo. Y compruebo que la sensación es la misma de la anterior, que, entonces, tampoco era una semilla…
Es ahí cuando descubro que no hay que comer con la boca anestesiada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los fideos recalentados son un asco...y k tu dentista t invite a comer despues d sacarte la ultima muela q te qeda da lugar a pensar k es diabolica o al menos un poco sadica.
Jejejjejjjejejeje.