domingo, 5 de junio de 2016

La insoportable dictadura macrista

Pocas semanas después del cambio de gobierno circuló ampliamente por las redes sociales una foto en la que se veía a unos policías bonaerenses requisando a pasajeros de un colectivo comunal de Almirante Brown, a los cuales habían hecho descender del vehículo. Los epígrafes que acompañaban la imagen al ser subida a Facebook, a Twitter o a algunos blogs ahora opositores la situaban temporalmente en esos primeros días de la gestión de Patricia Bullrich como ministra de Seguridad de la Nación y pretendían demostrar con ella el clima represivo que comenzaba a respirarse debido al nuevo gobierno y su decisión de implementar la “emergencia” en seguridad pública.
La foto y la info me resultaron tan shockeantes como creíbles, y un par de veces que fui al conurbano por esos días llevé el documento. Debo decir que lo shockeante puede deberse en buena medida a que no tomo ese colectivo comunal, ni el 158 cuando pasa por Villa Jardín ni el 295 cuando pasa por Villa Sapito. Si frecuentara esas líneas, o tantas otras, seguramente mi temor no pasaría por la yuta pidiéndome documentos.
Este fin de semana, boludeando por Facebook, encontré de nuevo aquella foto. Publicada ¡en 2014! Aparecía, reposteada, en el muro de un chofer que trabaja en líneas cuyos recorridos pasan por La Matanza, capital nacional del homicidio de colectiveros. El bondi-driver, con la experiencia que le da el cotidiano tránsito por esas calles, y habiendo pasado por el mal trance de que un pobre joven sin oportunidades le pusiera un revólver en la cabeza, obviamente estaba a favor de los controles policiales.


Así que sólo se trataba de una más de las tantas patrañas que desde hace años propaga el exoficialismo por esos medios para instalar pequeños mosaicos de su famoso relato, el cual ahora pasa por alimentar la idea de que vivimos en una cuasi dictadura (tal como hace, por ejemplo, el hijo de Carlotto en su cuenta de Twitter).
Algo similar sucedió cuando Bergoglio fue elegido Papa –es decir, cuando aún gobernaban– y difundieron la foto de un cura dándole la comunión a Videla. Pretendían que se trataba del flamante pontífice, pero rápidamente se demostró que no era el futuro San Francisco de Buenos Aires. Muy poco más tarde, igual de rápido, quienes detestaban y agraviaban al “cómplice de la dictadura” se alinearon detrás de él y lo reivindican cada vez más intensamente.
Lo mismo cuando hicieron circular un burdo fotomontaje en el que pegaron la cara de Mauricio Macri sobre el cuerpo del participante de una reunión con el entonces ministro Martínez de Hoz. O con la supuesta misa por los tres años de la muerte de Videla o con la cantinela de la censura en los medios, la cual me resulta un poquito desmentida por el diario machacar destituyente de Crónica TV y C5N, por el programa que Hebe de Bonafini conserva en Canal 7 o por las tristes y apolilladas pelotudeces de Adrián Paenza…
O con una de las últimas, según la cual la autodenominada modelo erótica Connie Abba está de novia con un funcionario del actual gobierno, el cual le consiguió un muy bien remunerado empleo en Aerolíneas Argentinas. Por cuentas opositoras de Twitter y Facebook se reprodujo la información, como también por los blogs K, esos que una semana antes del espanto de Once decían que el ferrocarril Sarmiento funcionaba tan bien que parecía de otro mundo.
Cuando vi la noticia, recordé unas fotos de esa chica en las que aparece jugueteando con diversos vegetales fusiformes cerca de varios de sus orificios corporales, las busqué en la web, las encontré y me indigné un poco. Seguí buscando y pronto di con sus desmentidas y con la ausencia de cualquier papel que confirmara la especie. En mi inocencia, dejé un comentario en uno de esos blogs opositores para decir que es no era cierto. El blogger K rápidamente borró el comentario. Se lo dejé de nuevo, y lo volvió a borrar. Así tres veces, no sea cosa que alguno de sus fieles lectores dude y surja una fisura que conmueva el entramado de mentiras que les permitirá recuperar el poder. Por la fuerza, si es necesario, como adelantan, excitados.
Es curioso el comportamiento de quienes dicen pretender nuestro empoderamiento mientras nos engañan y nos toman de boludos. Tan curioso como ver la forma en que, por interés ideológico o económico, por un creciente mix de delirio místico e histeria colectiva o por miserabilidad congénita, se multiplican esos inventos.
Lo que logran en mí no es más que el descrédito. Y así, cuando tiran cifras sobre el Conicet o los presupuestos universitarios y las dificultades para pagar la luz o cuando mencionan que el gobierno bonaerense manda comida en mal estado a los comedores es como si escuchara a los que hablan de que hubo una devaluación del 60% o a los que dicen que Lázaro es Macri, es decir, los mismos que dieron la primicia de que Scioli era presidente y Aníbal Fernández, gobernador. Hablando de Roma, el monarca se suma al delirio y manda a su más impensada vocera, la que para mantener sus prebendas se alía con su viejo enemigo, a decir que esto se parece al 55. ¡Ojalá! Así sale una buena quema de iglesias…

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