La Ofelia con cintura lanza su campaña para vivir del erario con un video grabado en el patio del colegio. Durante ocho años fue el lugar donde se manifestaba o se construía lo que iba a venir después, donde tal vez se mostraba lo que venía de antes: clase de educación física y a la hora de armar equipos siempre me elegían al final.
Ocho años siendo parte del último decil, y sólo porque cultivaban un simulacro de la integración y había que elegir a todos, incluso a quienes no les pasaban la pelota, a quienes no sabíamos qué hacer cuando nos pasaban la pelota.
Ocho años tuve para ver, antes de que ese lugar ejecutara su sino expulsor, cómo venía la mano; muchos más –¡décadas!– tardé en poder explicármelo, y necesité de la piba de uñas esculpidas, y de la locación que eligió, para tener presente, de un modo que me lo grabe a fuego en la memoria, que nadie elige al último decil si no está obligado.
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