miércoles, 6 de agosto de 2025

La película de Don Cornelio

Después de décadas fui al cine. A ver la película de los Cornelio. Después de un par de intentos fallidos, porque las entradas para el Bafici se habían agotado, y porque el 78 tardó una banda, aun cuando ahora hay "metrobús" en la avenida San Martín, y llegué tarde a la función en el cine de San Martín, lugar que volví a pisar también después de décadas. Habría sido una especie de guiño a la historia ver la película en un lugar donde, por el aire de la radio cercana, sonaba Don Cornelio cada vez que yo operaba y había margen para poner un tema que me gustara.
Corte que ahora encontré otra función gratuita y fui. En el CC Borges, cerca de Florida. Corte que medio medio la película, de a ratos mejor, de a ratos peor…
Son dos grandes grupos de cosas, cuya articulación no siempre es fluida. O coherente y cohesiva. Por un lado, el material de archivo, que también se puede dividir en dos grupos: recitales en un caso y boludeces en la sala de ensayo en el otro (la parte de los recitales obviamente es la mejor, la más interesante; las boludeces en la sala de ensayo sobran: no me aporta demasiado verlo a Claudio con una cacerola en la cabeza). La otra parte es el material actual, que, a diferencia de películas similares, documentales, etc., donde hay gente entrevistada hablando a cámara, se presenta en una reunión/ágape con muchos asistentes en un lugar de La Boca, al que concurren los músicos y otras personas de las que nunca se dice quiénes son –hay que (re)conocerlos o ignorarlo hasta el final, cuando salen en los créditos–. Por ejemplo, aparece la exmujer de Palo, y si nunca viste a Los Visitantes o no sabés quién es, es una mina a la que invitaron ahí y nada más.
Esa parte es un poco desprolija, y a la vez permite que sea un poco emotiva también, lo cual de otra manera no habría sucedido, y así gana en puntos; por caso, cuando Colombo se emociona hasta las lágrimas hablando de "Ella vendrá, la mejor canción de la historia". Pero justamente esa espontaneidad hace que la cámara tarde en reconocer lo que pasa y llegar a un buen plano porque estaba prestando atención a sus interlocutores. Alguna cosa que dice Varela también va para la columna de lo emotivo, pero el resto no suma demasiado. Y lo que gana por un lado lo pierde por el otro: están hablando entre ellos y no al público, y lo que dicen no sirve para ordenar o enmarcar la historia.
Dentro de las imágenes actuales, también hay otra parte, que son cosas que no entiendo. A veces son escenas casi de relleno (del mismo modo que en la parte de archivo también hay relleno, v. gr., las imágenes de los músicos yendo en auto a un recital), como la del comienzo, con una murga haciendo sus ruidos frente al lugar donde los invitados van llegando a la reunión. No sé qué quiere decir, y consume unos cuantos, demasiados, segundos. Salvo que quiera expresar por contraste la decadencia cultural acaecida en estos años, ahí bancaría (?). La escena del señor con el instrumento de percusión que tocan los bagualeros, o la de la persona andrógina al final, mientras suena un hit de la banda, eso tampoco lo entendí. Lo mismo la escena de Claudio barriendo la terraza de la casa/sala de ensayo.
Entre la gente que participa en la reunión hay personas que compartieron la época: Graciela Mescalina, Aranosky y otra gente que no reconocí, pero no sé hasta dónde tienen especialmente que ver con los Cornelio, salvo por la contemporaneidad. En cambio, no aparecen músicos de bandas que compartieron gigs con D.C. (Los Muertos, Los Guarros, Los Pillos). Cada uno de los invitados tiene su momento para hacer su numerito, como justificando por qué está ahí, pero no aportan demasiado para mí, salvo Graciela Mescalina, que canta una canción, que no sé cuál es ni por qué ni nada, pero la escuchás y decís "ah, sí". La mina canta, Claudio la acompaña con una especie de cajón peruano, y es de esos momentos en que algo sucede, algo que está bien. No tiene mucho que ver, pero se justifica porque está bien.
Una cosa que me llamó la atención fue el uso de un audio de Palo contando sobre la creación de Ella vendrá, que me sonaba conocido, y claro, está tomado de una entrevista que se puede ver en Youtube. Lo raro es que no aparece la imagen, como imagen de archivo ponele, ni dicen de dónde lo sacaron: sólo está la voz del chabón, sin más contexto. No sé si es una cuestión de derechos o qué.
Después, lógicamente, lo más emotivo, lo más impactante, es ver a Palo en escena otra vez. Volver a ver a la banda para quienes los vieron en los 80 o volver a ver Palo para quienes lo vimos durante los años posteriores. Lo curioso sobre el ítem recitales es que la reunión de Martínez fue totalmente omitida, no hay ni una imagen de ese show (y, por ende, ni una imagen mía en el público, ja).
Otra escena medio descolgada, pero que sí aporta, es el casamiento de Claudio: es algo más familiar, de la esfera íntima, pero al mismo tiempo tiene una trascendencia hacia lo general, porque toca la banda y también porque se puede ver que el vínculo entre los músicos trasciende por mucho lo profesional. Lo mismo vale para la escena de un ensayo, o una zapada, donde Varela toca algo más propio de King Size que de Cornelio, y me sorprendió para bien. Fue algo distinto y me gustó.
El ritmo de la película a veces se hace lento, a veces pensás "esto lo pusieron para sumar minutos"; de hecho, por la mitad se fueron varias personas del público, y hasta yo pensé en irme, pero, como siempre, en mi caso influyó sentir mi glucemia yéndose al descenso. Había veinticinco personas aproximadamente, de las cuales se fueron seis durante la proyección, y de esas veinticinco no sé cuántas eran público y cuántas eran de la organización o del lugar. Y yo pensaba "atrapame (atrapanos) con canciones, atrapame (atrapanos) con imágenes de los recitales, dale".
Otra cosa que me pareció fuera de lugar es que la película termine con Celebration, de Kool and the Gang, sobre imágenes del casamiento de Claudio, los asistentes haciendo trencito y cosas así. Terminá con un tema de Cornelio. Con dos temas de Cornelio en Medio Mundo, terminá arriba y dejame bien manija, la concha de la lora. Pero no.
En resumen, y como dije, de a ratos mejor, de a ratos peor. Lo mejor son las canciones… y cuando te enganchás con una canción la cortan antes de que termine. (No hubo público agitando ni gritando por Palo en esta función: yo en un momento pensé en gritar algo, pero no percibí que hubiera quórum).
Como sea, no pagaría por ver la película. Y no volvería a verla gratis, creo. Y no invitaría a alguien (si eso fuese posible, ja) aunque fuese gratis. Le doy 5 puntos. Porque soy fan. Lo cual no sé si hace la mirada más generosa con la puntuación o más exigente.

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