Se repite a menudo, como si efectivamente hubiese ocurrido, y la verdad es que no lo sé, que los colaboradores del presidente Yrigoyen le imprimían ediciones apócrifas de los diarios en las que abundaban las buenas noticias.
Cuando escucho a los Kirchner, en cambio, pienso que son ellos mismos los que imprimen sus diarios falsos. Alguien podrá argüir que se trata de la declaración obligada del político, especialmente la de quien está a cargo del Ejecutivo. Sin embargo, la narración que hacen de la realidad, cuyo súmmum fue la conferencia de prensa de la presidente, me hace pensar que se trata de otra cosa: me parece que ellos lo imprimen, ellos lo leen, ellos se lo creen, y actúan en consecuencia.
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