Hacía mucho que no caminaba por Corrientes, en especial de noche. El otro sábado andaba a unas cuadras, y me mandé, aunque era de tarde (bueno, la noche casi no existe ya; la oscuridad es casi todo madrugada ahora).
Fui desde Cerrito hasta Callao por la vereda norte, la de la sombra. Antes de Callao todavía está el Musimundo ese que tiene el monolito con las manos de Olmedo y que cuando era el teatro Alfil, además de presentar espectáculos de esa índole, recibió el primer show de Peter Hammill en BA.
La cosa es que los discos están al final: primero, electrónica; después, DVDs; más allá, libros, y al dofón, los compacts. Revisé un poco el exhibidor de “intérpretes en castellano”: el último de Palo está a 30 mangos; “En caliente”, de Los Visitantes, a 23; el de Skay, a 32, creo. Los de los Doors, a 27.
Buscando intérpretes, mirando discos, pasándolos rápidamente con los dedos como hacíamos con las figuritas cuando éramos chicos, sentí que se me reactivaba una parte del cerebro que tenía fuera de circulación, la vinculada con comprar compacts casi compulsivamente. Y me pintaron unas intensas ganas de comprarme unos cuantos; era el natural paso siguiente: agarrarlos porque sabía que me podían gustar, o para probar, y llevármelos.
Ese día tenía 5 pesos encima, así que no podía comprar nada; pero desde entonces me quedó activa esa sinapsis, y tengo ganas de ir y comprar. Aunque pueda bajármelos, aunque el musical sea un lenguaje que no me ha sido revelado y sólo me maneje con la impresión que produce ese aire desplazado en mi cuerpo, aunque la acumulación tenga algo de pueril y algo de mágico (como si comprándolos pudiese acceder a tocarlos, o como si buscase chapear con ellos y mi discoteca…).
Algo parecido me pasó con la paja. Llevaba 4 días y medio sin clavarme una (y 9 desde el último garche: cojo poco porque el cuerpo no me ayuda), y esta tarde me la hice. Y ahora vi a Chiche Gelblung con un trava pariente de Valeria Mazza y después con Valeria “terrible bombón aunque un poco tocada por la noche” De Gennaro, y un chimentero trolo diciendo que en el baño del casamiento de Flor de la Vega hubo “lesbianismo” y dando a entender que una las participantes era la Ritó, y quiero otra.
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