Cansada del estruendo mágico de las vocales
Cansada de inquirir con los ojos elevados
Cansada de la espera del yo de paso
Cansada de aquel amor que no sucedió
Cansada de mis pies que sólo saben caminar
Cansada de la insidiosa fuga de preguntas
Cansada de dormir y de no poder mirarme
Cansada de abrir la boca y beber el viento
Cansada de sostener las mismas vísceras
Cansada del mar indiferente a mis angustias
¡Cansada de Dios! ¡Cansada de Dios!
Cansada por fin de las muertes de turno
a la espera de la hermana mayor
la otra la gran muerte
dulce morada para tanto cansancio.
(La verdad, no sé si la autora tenía 18 años cuando escribió este poema. Como mucho tenía 20, pero si lo escribió a los 18, además de permitir el título centón, da pie para flashear que soportó ese cansancio exactamente la segunda mitad de su vida. Igual, es lo de menos: a los 18 o a los 20, impresionan su temprana fatiga y su anhelante contundencia a la hora de expresarla).
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1 comentario:
Estuve pegada al libro de la Pizarnik como a un iman. Tenia yo como 17 x esa epoca y leerla fue contundente justamente para mi "vida" de entonces.Fue como una habilitacion a no sentirme tan rara ni tan guacha x mi depresion y mis preguntas existenciales.
Lastima k esa gente esta muerta o definitivamente no t la encontras haciendo la cola para pagar 1 kilo de polenta.
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