domingo, 5 de junio de 2016

Cuando fui una rubia linda de ojos claros

Decí que se rompió el cable de la notebook y no la puedo usar más en la cama, porque, si no, me levantaría muchísimo menos. O directamente no me levantaría. Al menos, por varios días. La misma cantidad de días en que no salgo a la calle, quizá.
A veces me tienta demasiado la fantasía de quedarme en la cama para siempre y ser no un Onetti, sino una gorda come-pan, y que no me importe más nada. Y cuando se acabe la guita, la propia o la de quien me paga la casa y la comida, bue, veremos… Tarde o temprano todo se va a acabar. Incluso nosotros.
Cuando pienso en eso, veo que todo lo que uno hace es para los demás. Para unos "demás" tan inexistentes o impasibles como improbables. Arreglarme los dientes fue para los demás. Yo vivía lo más bien con mis dientes rotos. Y los arreglos que hicimos no trajeron una sensación de mejora significativa. Ir a correr es para tener un poco más de aire en el momento de coger. Es decir, para los demás. (Oh, sí, coger: eso que lleva cuatro meses sin suceder, y el día que va a suceder no puedo llegar porque los hijos de puta estudiantes universitarios cortan las calles para reclamar la misma gilada con que agitaban en 1998. Claro, el público se renueva, y las nuevas generaciones vuelven a comprar el show militante de la FUBA).
No ser una gorda todo mal es para los demás, para no llegar a ese nivel de incogibilidad, para que eso no se sume a la edad, ponele… Pero si siempre fue tan trabajoso garchar, conseguir la chance y, en cierta forma, también la acción, la satisfacción, caramba, podemos vivir sin coger. Con Xvideos casi que alcanza.
Vestirme es para los demás. En verano, para no ir en cana por andar en bolas por la calle, lo cual me encantaría. En invierno, ponerme ropa no demasiado destruida es para que la mirada ajena no me lacere, para no tener que responder acerca de eso si son tan desubicados como para mencionarlo.
Saber cuándo toca alguna de las bandas que me gustan también es para los demás, para ver si hay chance de decir "te invito", pero ¿a quién se lo diría? O para poder decir "me gusta equis banda" que no es tan conocida, y salir del anquilosado circuito Doors, Purple, Cornelio, Redondos (hasta Bang bang). Onda que tengo el tema de conversación, pero no el interlocutor… ¡Ay, caramba, siempre empiezo por el lugar equivocado!
Incluso ir a un recital es para los demás, armar el operativo que me permita tener mi glucemia y mi presión en condiciones y cruzar toda la ciudad para contar acá la larga espera hasta que empiece el show de SMM o la larga caminata a medianoche hasta Mosconi para ver a Camus. Al pedo. Si podría ver los videos en Youtube…
Saca las ganas el resultado de estas movidas: voy a correr y subo de peso, voy a coger y me agarra un piquete, les reclamo a los albañiles de mierda y me mienten en la cara, voy a un recital sin compañía y vuelvo igual, trato de descansar y mi cuerpo hace lo que quiere y no me deja conciliar el sueño o me desvela o me despierta a media noche (a medio sueño) con la panza crujiendo de hambre aunque haya comido hasta hartarme para, justamente, evitar eso.
¿Ves? Si todo sale así, salir a la calle, no sé para qué… Y salir de la cama, tampoco.
Estos meses fueron muy parecidos a la nada. A una nada más nada que la habitual. Después de esas dos entusiasmantes noches de noviembre en que corrí cerca de diez kilómetros, vinieron un diciembre para el orto, con casi quince días seguidos sin descansar bien porque los niños vecinos terminan las clases, están en casa y todo eso; los tres meses perdidos gracias a los martillazos del vecino hijo de diez mil putas que hizo a nuevo su departamento y puso cinco aires acondicionados; cinco kilos más (que se suman a los cuatro kilos anteriores), el diente de adelante que se me rompió, los horarios complicados porque la dentista esta atiende a la mañana y me hace ir demasiadas veces, el mes previo al implante cuidándome mucho para no enfermarme y que no se postergue la cirugía, como me pasó las otras veces; los aires acond. que gotean en verano y no me dejan dormir, los aires acond. que, impertérritos ante la quita de los subsidios, gotean en invierno y no me dejan dormir… Y este frío del orto, que vino temprano y no se va más. ¿Cuánto hace que no tenemos dos días seguidos de veinte grados?
Las palabras faltan, gastadas por ser siempre las mismas, cansadas por saber que nadie las va a escuchar, mudas en otras bocas. Tanto faltan que ahora, como estoy viendo uno de mis programas favoritos en el canal italiano –el cual, lamentablemente, sólo dura tres semanas–, y como llevo días enteros sin hablar con nadie, las que me vienen a la cabeza durante el resto del día/noche son en italiano. Si lo ho detto a la mia ex amica di Chiavari sedici anni fa: se il Giro durasse tre mesi e no tre settimane, potrebbe parlare italiano abbastanza bene. In questo caso addirittura potrebbe aggiungere che mele no es miel y noce no es noche. (Noce era el arquero de Gimnasia).
De todos modos, la otra noche volví a correr un poco. ¡Cómo se siente cuando parás casi un mes! Adoquines en los gemelos y aire escaso. En alguna de las vueltas apareció una chica que, pese a la penumbra y a la capucha de su campera, y a que yo pasaba corriendo, se adivinaba bastante bonita, sentada en uno de los bancos de la esquina. Me hizo acordar a la vecina, tan linda como desagradable, cuyas fotos usé para hacerme una cuenta trucha en uno de esos sitios web de contactos.
Durante algunas vueltas yo pasaba, miraba de reojo, ella miraba, y en pocas zancadas ya la había dejado atrás. Hasta la próxima vuelta. Rápidamente me cansé, y no pude sostener el ritmo: entonces corría dos o tres cuadras y caminaba el resto de la vuelta para recuperar; pero cada vez que pasaba por esa esquina pasaba corriendo, porque quiero impresionarte, viste… En algún momento habré fantaseado con acercarme y decirle algo. Rápidamente me rescaté. Aparte, una mina sola a esa hora en la plaza está: 1) fumando porque no puede fumar en su casa; 2) esperando a alguien. (3) ambas). Y fumando no estaba. Al rato apareció un chabón alto y se la llevó con él. Fueron al kiosco de enfrente, compraron algo, y volvieron cuando yo ya me iba.
Pensaba en lo relativamente fácil que es la posibilidad de la comunicación estando del otro lado del mundo. Del lado de las minas. De las minas atractivas. Todos queremos comunicarnos con vos. (Bueno, todos queremos comunicarnos). En cambio, de este lado, moriremos de solipsismo. Usando la posta aeróbica de la plaza un domingo casi a la medianoche –y les aseguro que había un par más, además de mí, ejercitándose–, mirando los muros invisibles, insondables, infranqueables, que nos separan de la comunicación, del deseo, de la reciprocidad.
Y cuando inesperadamente existe una posibilidad, no acertamos a desarrollarla por falta de experiencia o por nuda incapacidad. O porque, ¡cómo no lo viste!, claramente estaba acotada a cierto ámbito, pero no más allá.
Cuando me hice la cuenta esa, con el nombre y la foto de la vecina linda que no me saluda si nos cruzamos en la entrada, fue para ver cómo era ese otro lado del mundo, al menos en sitios web así, donde hay veinte minas y cuatrocientos cincuenta tipos (y de esas veinte minas, la mayoría son gordas confesas y algunas son tipos): cómo era el acercamiento estándar, porque la respuesta que conseguía siendo alguien parecido a mí era nula o incluso peor. Rápidamente llovieron los mensajes y casi igual de rápido noté que no iba a encontrar ahí la pista para agrandar la probabilidad de una respuesta. Y me aburrí. Desistí. Me fui.
Tiempo al pedo y mucho silencio se combinaron para que volviera y aprovechara que ese sitio ofrece la posibilidad de filtrar usuarios por país. Entonces, me copé escribiéndoles a algunos palestinos. Dejé varios mensajes tipo "We support the Palestinian struggle", y un par me contestaron. Uno se puso muy pesado y no, man, no te voy a dar Skype. Con otro el intercambio fue más breve, pero alcancé a colar el nombre de Mahmud Darwish, lo cual hizo flipar al chabón.
Tú:Free Palestine!!!!
husamsh:thanks
husamsh:how are you?
Tú:Fine! Here in Argentina, most of the people support the Palestinian struggle!!
husamsh:argntina I like
Tú:Thanks, you know, Argentina, soccer, Maradona, Messi, haha
husamsh:yes I know and I like
Tú:The world knows us by Maradona and Messi (and Fangio, many years ago). And the world knows you by Yasser Arafat and all who fight (and fought) against the occupation
husamsh:yes I know
Tú:Well, not only for the figthers: also by poets like Mahmud Darwish or Rafeef Ziadah. ;)
husamsh:wwoow u know mahmud
Tú:yes sir!!! :)
husamsh:nice
husamsh:I like u baby
Tú:;)
Todo murió ahí. En ese emoticón. Y me quedé pensando en por qué no dijo nada de Rafeef Ziadah, y sólo sobre Darwish. Tal vez por ser "extranjera", nacida en el exilio y habitante de países occidentales. Ahora, pienso en por qué no seguí la conversación. Ahora, recién ahora, se me ocurre que podría haberle preguntado, al menos, de qué ciudad era.
Nunca se me ocurre cómo seguir. Ahora mismo pasa eso: ¿sigo la veta de la memoria sobre esa experiencia y hablo de la chica que me quería coger cuando era rubia de ojos claros, pero cuando fui quien soy me dijo "bodrio"? (O de las que no fueron tan forras, porque simplemente me ignoraron, pero a la rubia le dijeron "sos re buena onda, me gusta tu forma de ser, si no me gustaras podriamos ser amigas" o "me encantás tarada: lo digo en serio, no es para joder me llegás mucho").
¿O agarro para el lado de Darwish y dejo un link a un poema suyo? Sí, mejor esto. Si llegaron hasta acá, merecen algo copado: this poem, recitado, en árabe y en inglés, por Omar Offendum la misma noche en que se consagró la señorita Ziadah.

No hay comentarios: