domingo, 28 de septiembre de 2008

en/fermarse

La otra vez estaba viendo una carrera de bicicletas en el canal italiano, y de pronto un ciclista, que tal vez haya sido Gilberto Simoni, pero pudo haber sido cualquiera (demos por bueno que era lo scalatore trentino), pinchó una rueda. Entonces, se detuvo a un costado de la ruta, rápidamente desprendió la rueda averiada y más rápidamente aún descendió del auto de su equipo el mecánico con la rueda de repuesto; la colocó, la ajustó, y el corredor retomó la marcha.
El periodista que seguía la carrera desde una moto, junto a los ciclistas, interrumpió a los comentaristas, que estaban en la cabina, frente a la línea de meta, al grito de “Si ferma Simoni! Si ferma Simoni! Ha forato la ruota anteriore”, es decir, avisaba que Simoni se había detenido porque había pinchado la rueda delantera.
Toda esta puesta en autos para señalar cuánto me llamó la atención que “fermarse” equivaliera a “detenerse”. Inmediatamente vino a mi mente el verbo castellano “enfermarse”, y pensaba en que cuando uno se enferma, se detiene, se para, suspende su actividad.
Por ejemplo, cuando me enfermé, hace unos años, y los médicos no acertaban con el diagnóstico (y me decían “los análisis están bien”, pero yo me sentía para el orto), me detuve, y dejé de hacer las cosas que permitían la respuesta complacedora “estudio y trabajo” a la pregunta “¿qué hacés?”.
En esa época se rompió la inercia indescifrable que me había puesto en esos lugares, y quedé en/fermo al costado del camino (tal vez, simplemente, atado a mi destino).
No tengo el Corominas a mano para consultarlo, pero no creo que esa paronimia sea casualidad.

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