lunes, 27 de julio de 2015

Feriados

Con el argumento de favorecer el turismo interno, desde hace varios años, tal vez veinte, las vacaciones de invierno se postergaron para hacerlas caer en las dos últimas semanas de julio. De ese modo, el segundo cuatrimestre de los ciclos lectivos es más corto que el primero. Más aún si consideramos que las dos últimas semanas de clases de diciembre son la nada misma.
Más o menos para la misma época se comenzó con la práctica de correr algunos feriados a los días lunes. Así, las materias que se cursan en el segundo cuatrimestre tienen menos clases que las del primero, y las de los lunes tienen dos o tres o hasta cuatro clases menos que las de otros días. Para favorecer el turismo, claro…
Durante el gobierno de Menem se reestableció el feriado religioso del 8 de diciembre, no sé si por presión del llamativamente poderoso lobby turístico o para congraciarse con la Iglesia. Como sea, en época de recuperatorios, te quita una clase y te parte al medio.
Y durante este gobierno, que mantuvo la conmemoración de la Inmaculada Concepción (un mero caso de coito inter femora), se crearon más feriados, se repusieron otros y, para coronar la fiesta, se inventó la payasada de los feriados puente.
Además, se crearon feriados por única vez para recordar los bicentenarios de las batallas de Salta y de Tucumán. Curiosamente, no se declaró feriado el día del bicentenario de la batalla de San Lorenzo. Bueno, "curiosamente" no: no lo hicieron feriado porque el gobierno de Santa Fe es de otro signo político y no quisieron darle tanta entidad al acto conmemorativo, al que la presidente no asistió.
Están bárbaros los feriados, sobre todo si uno tiene una lógica adolescente. Pura algarabía para los que tienen laburo fijo y en blanco, y para aquellos que cobran del Estado. En cambio, en la otra parte del mundo, tres o cuatro días seguidos sin trabajar, o con menos clientes, te hacen un agujero.
Los comerciantes que tienen que ganarse el mango by theirselves han comenzado a abrir sus negocios los días feriados, sobre todo en esa seguidilla absurda de 24 de marzo, 2 de abril y Semana Santa. En cambio, los empleados, generalmente en negro, que laburan por día no tienen esa posibilidad, y deben joderse sin más.
Del mismo modo que debemos jodernos cuando todo se posterga "por el fin de semana largo", pedir un turno con el médico, vender algo o entregar un trabajo (y cobrarlo)… Y cuando en vez de ir al dentista el lunes hay que ir el miércoles y vivir cuatro días con el diente flojo, te dan ganas de mandar a los creadores de feriados a las conchas de sus respectivas madres.
Luego de esta introducción, voy al punto: me encantaría saber la opinión de los (pre)candidatos presidenciales sobre este tema, leve, es cierto, pero, finalmente, revelador. ¿Cuántos y cuáles feriados dejarían?
O, dicho de otro modo, ¿seguirán siendo siervos del turismo y de la Iglesia, y promotores de la vagancia?

(Me dicen por línea privada que es una pregunta excesivamente retórica. Okey: pregúntele a Scioli, entonces, si planea hacer una versión nacional del impuesto a la herencia que aplica en la provincia).