lunes, 7 de septiembre de 2009

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Los ojos de la gente
me disuelven la cara
con su láser.

El breve haz no precisa hacer foco.
Deja su huella de carne fundida
y se redirige.

Cada rayo afianza la forma
que la piel ha adquirido
a fuerza de miradas.

Treinta y
tantos años de huesos derretidos,
úlceras y jirones superpuestos
–los despojos incesantes de una vigilia abandonada–
soportan su mensaje.

(Yo no puedo verme.
Perdí las referencias.
No hay manos que me recuerden
el contorno de mi cara).

Seguro que dice NO.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Haceme transparente,
Decime por dónde es,
Los huecos de la mente
Confunden al andar,
No es fácil escucharte,
No es,
Habiendo tanto dolor,
Dónde es que estás...