miércoles, 18 de noviembre de 2009

No servís ni para vender una entrada

De acuerdo: si vas al teatro a sacar la entrada un día antes del recital, es lógico que las mejores ubicaciones se hayan vendido, que según el tipo de la ventanilla haya localidades a partir de la fila 15, y desde la fila 4 en las alas que están entre el pasillo y las paredes laterales.
Mirando el esquema de la sala y de la ubicación de las butacas que está en la boletería, le pregunto qué ubicaciones de la fila 15 están disponibles. ¡Y me dice que todas! Es decir, la fila 14 está completamente vendida, tanto en el centro como junto a los pasillos, y lo mismo pasa con la 13, con la 12, con la 11. Pero todos los asientos de la fila 15 están disponibles… Raro. Muy raro.
Si tuviera forma de comunicarme con Adrián Paenza, le preguntaría si existe un modelo matemático que analice el comportamiento de los compradores de entradas en situaciones como esta. Tal vez es normal elegir fila 14 a un costado, y no fila 15 en el medio. O tal vez el vendedor era un maniático que no comenzaba a vender las localidades de una fila hasta no haber agotado las de la anterior. O tal vez esas localidades estuvieran reservadas para la venta telefónica… Andá a saber.
Podría haberlo sabido, en realidad, si la pantalla de su computadora, en lugar de estar orientada hacia su lado, estuviera también a la vista del comprador. No es muy difícil hacer eso, menos cuando se trata de una notebook. Ni era tan difícil pedírselo… pero no se me ocurrió. Fue tan expeditivo y terminante que ni se me pasó por la cabeza.
Fue tajante y desdeñoso. Y convincente.
Pero no fue gentil, ni cordial, ni se esmeró en satisfacer al comprador, ni procuró establecer empatía con él. Se limitó a aprovecharse de la condición de cautivo que tenía el comprador/cliente y a hacer valer su poder, su palabra.
Que sonó incuestionable. Que no pude cuestionar.
Y terminé comprando fila 15…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qiero ver a G.Fila 2,15,20,30....solo qiero escucharlo!!!