martes, 14 de febrero de 2012

Te dieron la vida. (Me dieron la muerte)

Me escucho a mí misma gritando “¡ey, ey, ey, ey, ey!”. Eso es lo primero que escucho. No sé si me despierta ese grito apremiado y apremiante porque el dolor es continuo o si es el dolor, en el pecho, apenas más arriba de la línea de los pezones, apenas a la derecha del eje de simetría, el que me despierta.
Sentada en la cama, con la mano –con la yema de los dedos– en el lugar del dolor, trato de ubicarme en tiempo, espacio y circunstancia.
Ya pasó, me digo, ya no duele.
Recién ahora, escribiéndolo, pienso en si no fue un sueño. Pero ninguna de las veces que me despierto ahogada, incluso a metros de mi cama, tratando desesperadamente de respirar, es un sueño: sucede algo antes de que me despierte, y yo, aun dormida, respondo a eso que sucede. No creo que haya sido un sueño, además, porque mis sueños suelen ser intensos y lo habría tenido presente en ese mismo momento.
Mi madre, que se despertó con los gritos, abre la puerta sin tocar y desde el límite entre el pasillo y mi pieza me pregunta qué pasó. Dice que tengo una angustia de puta madre (sic) y me ofrece un vaso de agua. Me acuerdo de un hecho que me contaron una vez, y pienso: lo único que falta es que traiga el agua en un vaso de whisky, tallado, retacón y cilíndrico como los que hay en el living. Nop. Tienen demasiado polvo encima, solo son decorativos. Seguro que trae uno de la alacena.
Cuando recién me despierto, apenas si puedo hablar. Mucho más si la vuelta a la vigilia es tan abrupta. Alcanzo a decirle que no. No por el vaso, quizá por la historia que recordé, sobre todo porque no tengo sed. Me doy cuenta ahora, y me pregunto qué puto poder se depositará en un vaso de agua para que sea casi un reflejo ofrecerlo en una situación así.
Ya está, ya pasó. Me saco el tapón del oído izquierdo, el único que me quedaba puesto, y pienso en que un día no va a ser así. En que el dolor no va a pasar, en que el “ey, ey, ey” va a ser no sólo inútil como este, sino que va a ganar en desesperación; en que voy a sentir cómo se me rompe el cuerpo, en que ya no voy a poder agarrarme más, en que se va-me voy-me lleva. En que me voy a morir.
Alguna vez me han dicho (probablemente yo estuviera despotricando contra mis xadres) que ellxs me dieron la vida. Se la podrían haber guardado, no se la pedí, una cosa así habré respondido. Ahora agregaría que dar la vida implica dar la muerte. Dar la enfermedad y la muerte. Y la probabilidad de la agonía. Más allá de toda la mierda que los xadres pueden darte, te dan la muerte.
Y todavía hay gente (de mierda) que insiste en la patología y tiene hijxs…

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo estoy feliz de que me hallan concebido. Agradezco a Dios támbien. No generalices.

o dijo...

feliz, dios, no generalices...







..............

en otro orden de cosas, qué tremendo es quedarse sin palabras y sin la ilusión ciega que ellas generaban. sobre todo oprque eran lo único que tuve.
hace días que no salgo a la calle.


...

o. dijo...

cuando no sabía, y no tenía cómo saber, traté de salir como podía, rompiendo paredes a batazos, por ejemplo.

cuando crecí y tuve algunas palabras, las usé, pero fue en vano.
traté hablando, y no pude. traté gritando, y tampoco. traté puteando y siendo hiriente. neither.

traté de salir del lugar donde me ponen, y se me cagan de risa en la cara. bue, eso fue la otra noche; pero en general nunca pude.

traté de salir a pijazos, y no pude. traté de salir haciendo cosas, y no resonaron, no sirvieron, salieron mal.

trato de salir y hace años que mi cuerpo no me acompaña (pero estoy sanx, qué tranquilidad...)

trato y no es culpa de nadie, pero es no.

es culpa de mis vecinos, haberme despeertado del peor modo hoy a las 7.20 a. m. con el niño de arriba tirando cosas tantas veces como fueron necesarias para despertarme varis veces, hasta que no pude dormir más.
y a la tarde, la siesta fue interrumpida por la deficiente que lo cuida, que grita y hace palmas en el balcón a las 2 p. m.

cinco horas, quizá, en dos tandas, y aun así lo voy a intentar.
aunque sienta estar forzando muchísimo mi cuerpo.
ooops. a veces me explota en el pecho, el cuerpo, en todo mí, cuánto fuerzo mi alma hace tantos años, y.... no sé qué...

y o. dijo...

cinco horas dormí.
y no pude intentarlo. no me daba el cuerpo.
y hoy, ahora me ilusioné hace un rato, pero otra vez estoy en menos diez.

mi cuerpo no me acompaña. ¿volverá a acompañarme alguna vez?

0lga dijo...

a veces siento como si jugaran a los dardos y mi cabeza fuese el blanco.
el cagazo que me pego cuando alguien hace puntería y me pincha la cabeza me demuestra que en lo profundo e irracional mi pulsión de vida siga en pie.
a veces siento como si practicaran tiro al blanco con mi ilusión, conmigo, lo que tengo, lo que queda, y cuando aciertan no sè què hacer.

capaz que cuando llegue el frìo, puedo escribir esos posts que tengo pensados.

eso.

o, dijo...

fui a un neurólogo en el hospital publico.
me despachó en ocho minutos.
qué querés que te diga...

cuando junte palabras, lo intento.

primera consulta, ocho minutos. si me duele la cabeza, que tome ibuprofeno. si tengo miedo que ese tipo de dolor me deje como carlín calvo, no importa, parece.
si llamo al same porque no sé si estoy teniendo un acv, "no tienen ambulancias". si voy a la guardia, pasan dos horas sin que me atiendan, y uno no puede sentarse porque los homeless que duermen en el hospital ocupan los asientos.

mientras, ya pasó la última tarde de remera, digo yo, hablándole a nadie.

todo fue en vano dijo...

No sé si no tengo más palabras (si su inutilidad, bla bla bla) o si no puedo ver-soportar el vacío que veo y siento, y esquivo ponerlo en palabras racionales y roazonadas porque si lo hago me voy a ver un lugar aún peor.


http://www.youtube.com/watch?v=0NtHlrDxIa0