viernes, 30 de noviembre de 2012

Unos mails (entre tantos otros)

que cagada cuando uno quiere conectar con alguien y no hay nada del otro lado.
que cagada aun mayor cuando eso ya pasó, y se vienen todos los fantasmas del pasado en fila.
que cagada aun mayor cuando el cuerpo responde sólo a veces, limitándome tanto.
que cagada tremenda no saber reconocer hasta dónde da un silencio así en una relación, aun en una extraña, o deforme, o ya patológica, como esta, y cuando no da.
y que cagada no saber hasta dónde da seguir intentando comunicarse, o si irse a la mierda, ni qué hacer con la desolación y la violencia que generan tanto silencio.
----
qué tristeza que esto (108 vagos caracteres) sea lo único que te sale compartir conmigo en casi 50 días.
qué tristeza que me confines al silencio, como todo los que me conocen, como todos los que no conocen.
qué espantoso este encierro. no hay salida.
----
Te llamé hace un rato.
Mientras sonaba el tf me sentí muy ajeno, forzando para tratar de entrar a un lugar donde no soy bienvenido. (Donde, no me olvido, nunca fui explícitamente invitado).
Así que elijo mantenerme en el lugar donde sí lo fui, y por acá te digo, aunque no sé si lo leés, o cuando lo vas a leer, que entiendo que no aceptás mi invitación, aunque me gustaría equivocarme, y ver mañana un mail que dice que nos vemos en Primera Junta, donde termina el 152, nosedónde...
Pero si invitaste tres veces a alguien a un lugar y las tres te rechazó, medio improbable que acepte a la cuarta...
Como sea, creo que es de verdad revolucionario, transformador, ser partícipe concreto de la alegría de alguien, más aun si es alguien que conocés, a quien se supone que apreciás, que tiene muy pocas alegrías.
Me parece mucho más importante y más poderoso que tomar la causa de los niños pobres de Hiroshima, que ir al plenario del PTX o lo que sea.
Qué sé yo...
(...)
Anyway, si en tanto tiempo no tenés ganas de comunicarte conmigo, si en 50 días solo te salen dos brevísimos mails, onda que ahí pasa algo, que en vez de decir queseyó estaría bueno ver qué pasa con eso.
Si no, es aún más probable que todo se diluya, que cuando tengas ganas no haya más nada, o que ni siquiera vuelvas a tener ganas.
Me hubiera gustado decírtelo, decirlo, pronunciarlo. Escribirlo es más fácil, no tiene la textura ni el peso de lo dicho. Es un enter que se aprieta, y ya.
Pero (casi) siempre estoy afuera, en lo no dicho, en lo escrito que nadie responde.
Que estés bien.

No hay comentarios: